Cuando dicté clases en el posgrado de derecho administrativo de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, en el módulo de entes territoriales, siempre enfocaba mis conferencias hacia la gerencia pública territorial, pues si bien muchos alumnos eran abogados litigantes, otros eran asesores en municipios, concejales, personeros y funcionarios de alto rango a nivel territorial.
Tanto el gerente de una entidad oficial o particular como el empleado de bajo rango, la vendedora de arepa de huevo de Luruaco, el particular que administra su propia empresa, todos deben tener un perfil gerencial para enfrentar con éxito situaciones complejas, de incertidumbre y de ambientes turbulentos.
Este perfil gerencial es el que se observa especialmente en la alcaldía de Medellín y también en la gobernación de Antioquia, así como en otros municipios de esa región y en algunas otras regiones del país, donde hay buenos alcaldes, porque la gente eligió bien, donde han sabido enfrentar con mucha eficacia los estragos de la pandemia del Covid 19.
El caso de Medellín es un ejemplo para mostrar y copiar en este valle de lágrimas a que nos sometió esta pandemia china. Medellín es vanguardista en gerencia pública, en innovación social y urbana, educación, salud, desarrollo sostenible y en trabajo en equipo.
En cambio, en el otro extremo o antinomia de este concepto está el INPEC, entidad creada en 1992 con 19 directores en su historia laboral, en su gran mayoría militares activos o en retiro, con escasa formación gerencial, con 80 sindicatos y un hacinamiento carcelario que supera el 50%, afrontando hoy el mayor foco de contaminación del coronavirus, particularmente en la cárcel de Villavicencio, con varios muertos y más de 700 contagiados.
La pandemia del Covid 19 surgió en China a principios de diciembre de 2019 y llegó a Colombia principalmente por el aeropuerto El Dorado de Bogotá, cogiendo a los funcionarios del alto gobierno con los calzones abajo, quienes olvidaron la teoría del caos del científico Edward Lorenz, donde el aleteo de una mariposa al otro lado del mundo puede provocar un verdadero tornado de reacciones en cadena. John Briggs y David Peat, en su libro Las siete leyes del caos, nos enseña: “la ciencia del caos se centra en los modelos ocultos, en los matices, en la sensibilidad de las cosas y en las reglas sobre cómo lo impredecible conduce a lo nuevo”.