Cuando estaba en el Colegio por allá en los 90’s toda la información para las tareas la sacaba de enciclopedias de la biblioteca del colegio, y jamás cuestioné la veracidad de la información. Hoy en día, el acceso a la información es mucho más sencillo, y se considera un aspecto positivo: Simplemente se democratiza el conocimiento.
Es decir, la niña de la escuela de la vereda con internet, en principio, puede acceder a la misma información que la niña del colegio privado más costoso de Bogotá. Sin embargo, el internet no solo nos permite acceder a la información sino crear contenidos, y acá es donde el asunto se complica.
Esto es como si yo hubiera podido hacer mi propia enciclopedia y ponerla en la biblioteca del colegio para que otros hicieran tareas. Es así como para realmente aprovechar las ventajas del internet como sociedad, debemos desarrollar nuestro pensamiento crítico.
El pensamiento crítico se define como la capacidad de analizar la información que nos llega para juzgar si es o no real, y bueno, hoy en día es una tarea muy relevante y compleja. Su relevancia y complejidad está relacionada con que la desinformación se ha constituido en una herramienta de poder, quizás más fuerte que las armas.
Por lo tanto, hoy más que nunca se hace imprescindible desarrollar ese pensamiento crítico. Por eso hoy quiero compartir cinco pasos recomendados por la BBC y Open University, para agudizar nuestro pensamiento crítico.
El primero, hace referencia a reconocer que todos tenemos el sesgo de confirmación. Este consiste en que aceptaremos argumentos más fácilmente si confirman lo que ya creemos a que si contradicen nuestros conocimientos previos.
En últimas, frente a este punto la sugerencia es mantener la mente abierta, y encontrar placer en aprender cosas nuevas. El segundo hace referencia a no temerle a la complejidad. Cuando estamos en redes sociales, los algoritmos y nuestras decisiones nos mantienen alejados de temas o posiciones que no nos gustan, sin embargo, fuera de las redes sociales, en el mundo real tendremos que afrontar esos temas y conocer otras posiciones.
En vez de tratar de hacernos los sordos debemos aprender a escuchar otras posiciones para evaluarlas en vez de simplemente tratar de evitarlas. El tercer punto es desarrollar la humildad intelectual. Esta consiste en escuchar y tratar de comprender el contexto desde el que surge la información, y tener la capacidad de reconocer que la verdad depende del contexto.
Se basa también en el respeto por las otras personas que tienen diferentes posiciones, y engancharnos en discusiones objetivas y no en obstinaciones para que nos den la razón. El cuarto punto es verificar las fuentes de información. La información hoy en día pasa de mano en mano y la reenvíamos sin verificar de dónde viene, volviéndonos cómplices de la desinformación.
Incluso aplica para información que suena o luce muy técnica y científica. Es crucial saber quién la creó, con qué datos, y qué intereses tienen. Ahora bien, parte del motor de la desinformación es la inseguridad en el momento de establecer un juicio.
En este mundo en el que pululan las teorías de la conspiración es complicado saber qué es real y qué no. Por lo anterior es importante que todos adquiramos un conocimiento básico del método científico para que podamos tener herramientas para valorar la información que nos llega, o en últimas consultar a aquellas personas que tienen dicha formación y en quienes confiamos. El último punto, es evitar mentiras o distracciones.
Esto hace referencia a mantener las discusiones en el ámbito de lo argumentativo, y no generar o permitir distracciones o llevar la discusión hacia la persona que emite la información, y no hacia el contenido de sus argumentos.
Ahora, soy muy consciente que una cosa es leer sobre el pensamiento crítico y otra es ponerlo en práctica, pero considero que este camino se puede recorrer cuando reconocemos que el pensamiento crítico puede hacer de nosotros personas más sabias, más justas y más útiles para la sociedad.
Por: Beatriz H. Ramírez (PhD)