Este viernes enfrentará al campeón mundial de los 49 kg, el cubano Joahnys Argilagos.
De la manera como se desarrolle la pelea dependerá que el colombiano Yuberjén Martínez clasifique este viernes (12 del día en Brasil, 10 de la mañana, hora colombiana) a la final de los 49 kilogramos del boxeo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Un atacante de tiempo completo, Martínez se medirá al cubano Joahnys Argilagos, campeón mundial de la categoría, un boxeador técnico y muy estilista.
Ellos nunca se han enfrentado y lo harán por primera vez en el Pabellón Seis de Riocentro, un gigante centro de eventos con capacidad para nueve mil espectadores, ubicado en todo el frente de la Villa Olímpica.
Esa presión le significó dos victorias por decisión unánime sobre el local Patrick Lourenco y el filipino Rogen Ladon, medallista de bronce mundial. Y, de paso, le permitió asegurar el triunfo en el fallo dividido en la tercera actuación contra el español Samuel Carmona.
En los dos primeros asaltos contra el ibérico, Martínez salió en esa tónica, presionando, golpeando al cuerpo y combinando sus golpes a la cabeza del rival. Sin embargo, en el tercero, cuando su esquina le informó que estaba ganando, se dedicó a defenderse, cedió la iniciativa y perdió el asalto.
Contra Argilagos no puede ceder esa iniciativa. El cubano sabe pelear a la distancia, camina de manera excelente el cuadrilátero con desplazamientos finos y sabe golpear, incluso en ocasiones entrando y saliendo.
Exento de la ronda inicial, por su condición de campeón mundial, el cubano superó con facilidad, 3-0, a sus dos oponentes hasta el momento en Río: el británico Galai Yafai y el keniano Peter Warui, ante quien pareció combatir solo.
La presión de Martínez tendrá que basarse en golpear en corto, al cuerpo, y combinar arriba, para restar movilidad de piernas al campeón mundial y, al mismo tiempo, debilitarlo a ver si se cae.
Si no lo hace, permitirá que Argilagos, de 19 años, trabaje cómodo y acumule, gracias a su precisión, los puntos necesarios para quedarse con el fallo y el boleto a la final del domingo.
“Mi boxeo es tirar golpes y espero salir, con las órdenes de los profesores (el cubano Rafael Iznaga y los colombianos José Salinas y Raúl Ortiz), a eso desde el comienzo para llegar a la final”, confesó Martínez.
La pelea es clara en cuanto a que son dos estilos bien definidos y opuestos. El cubano, artista del manejo defensivo, que pelea caminando hacia los costados y atrás, pero ‘disparando’ sus manos en ráfagas; el colombiano, guerrero de ataque, avanza y suelta sus manos desde cualquier costado, gracias a su cercanía del rival. Ganará quien imponga su estilo.
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