Este domingo América venció 2-1 a Deportes Quindío en la última fecha de los cuadrangulares finales del Torneo Águila y regresó a la primera división del fútbol colombiano.
En esta época en la que el invierno acecha a al país, en Cali, lo único que llovió fueron gotas de sudor de los nuevos héroes escarlatas, quienes regresaron al América de Cali a la primera división del fútbol profesional colombiano, y lagrimas de los miles de hinchas que colmaron, una vez más (a excepción de la tribuna sur que estaba suspendida, el estadio Pascual Guerrero.
La fiesta empezó desde temprano por cuenta de los cánticos, gritos dealiento, banderas, camisetas y cualquier cantidad de indumentaria roja. «Vamos, América», se repitió en innumerables ocasiones. Un grito que pareció eterno, como será el domingo 27 de noviembre en los libros de la historia del club vallecaucano.
Aunque el empate parcial del Deportes Quindío, después de la apertura del marcador por parte del argentino Ernesto «Tecla» Farías, hizo recordar los múltiples momentos en que el ascenso fue esquivo, el penalti que cambió por gol Cristian Martínez Borja, le devolvió el alma al «diablo». A los miles de «diablos rojos» que lo presenciaron en el escenario de San Fernando, ya los otros tantos que lo sufrieron por televisión.
La estrategia funcionó y el infierno de la B cesó cuando el árbitro Wilmar Roldán señaló el centro del verde césped. Ese 17 de diciembre de 2011 es un recuerdo amargo que hoy los fanáticos escarlatas dejaron atrás, pues su sueño, otra vez, es del un equipo grande: ganar estrellas. Bienvenido, América, a la máxima categoría del balompié nacional.
Capítulo especial se merece Tulio Gómez, que con una gestión sería ordenó la casa roja, trajo a un técnico ganador y alcanzó el objetivo. Este domingo estuvo acompañado de ídolos históricos de América: Julio César Falcioni, Julián Vásquez, Fredy Rincón y Luis Eduardo Reyes. El siguiente paso es luchar contra el promedio con el que regresa América a la A, mantenerse y continuar con el proyecto para volver a conquistar trofeos que regresen a los «diablos» al cielo.