El crecimiento de las urbes, especialmente de aquellas que crecen de manera exponencial como el caso de Yopal, carecen de procesos de planificación que permitan adoptar acciones que generen las condiciones óptimas para el desarrollo de estas.
Durante los últimos años los sectores de la vía Sirivana y Matepantano han venido presentando un aumento desbordado en la construcción de viviendas, es común circular por este sector y observar infinidad de letreros donde se anuncia la venta de lotes. Esta zona del municipio se ha ido consolidando con un espacio preciso para todos aquellos que desean vivir en un ambiente campestre y cuentan con los recursos necesarios para hacerse a un lote de estos, donde una hectárea puede costar más de quinientos millones de pesos.
Hay algunos inversionistas le han apostado a este negocio, el de comprar, lotear, vender y así maximizar sus ganancias; actividad bastante rentable. En algunos casos por normatividad no han podido realizar escrituras a sus compradores y lo hacen a través de promesa de compraventa o la opción de proindiviso, algunos no cuentan con los servicios públicos básicos, y el único sistema de acueducto, es uno veredal contratado por Acuatodos que fue construido hace bastante tiempo y su operación bien regular, y no creo que vaya a dar abasto.
Si bien con el tiempo este sector de Yopal se puede convertir en el “Chía y Cajicá de Yopal” guardando las proporciones, especialmente las climáticas, cada vez es más complejo el tránsito por esos corredores viales, con el auge de la bicicleta como medio para la práctica del deporte, (Porque así el alcalde Leonardo Puentes haya apodado a Yopal con el lema “La ciudad de la bici” en un ya descolorido aviso ubicado en la marginal del llano, igual de descolorido que los bolardos plásticos de los bicicarriles, es un hecho que en Yopal poca gente usa la bicicleta como medio de transporte a diario), es cotidiano encontrar grupos de ciclistas en vías tan estrechas como la de Sirivana y Matepantano, y detrás un carro tratando de adelantarlos, haciendo cada vez más demorado este destino.
Es hora de ir pensado en la proyección de la ampliación de estos corredores, el urbanismo hacia ese sector no lo va a parar nadie, por lo que demandará más y mejores vías, o lo que veremos en 10 años será una fila interminable de vehículos a 5 km/h en las horas pico, de habitantes y campesinos saliendo de sus casas hacia el casco urbano, como ya lo hemos empezado a ver en el semáforo de la carrera 29 en la intersección con la vía Sirivana, donde se hace un enorme trancón especialmente a medio día, pues estamos acostumbrados en estas ciudades pequeñas, a almorzar y hacer siesta a medio día en casa.
En el proceso de ampliar la vía existente o construir una doble calzada que brinde mejores condiciones de movilidad a futuro, las autoridades se encontrarán con el inconveniente de que muchos han construido al borde la vía y habrá que reubicarlos y comprarles, y otros, que se han apropiado de las bermas sacando las cercas casi a la línea blanca de la vía, querrán que también se lo paguen, cuando es un espacio público que se han robado; de pronto robado suene feo, mejor apropiado, apoderado, ocupado o el que se prefiera, porque como siempre, nos encanta maquillar las cosas y no llamarlas por su nombre.
Es una labor titánica la de consolidar el proyecto de la ampliación o construcción de otra vía, porque ahí si aparecerá la inoperante Corporinoquia y sus miles de trámites burocráticos, si bien, la respuesta de siempre es, que no hay plata para eso, si debe dejar estipulado por donde será el trazado de la vía con el objetivo que no se continúe construyendo sobre ese espacio y no se repitan situaciones como las de la doble calzada Aguazul Yopal.
Esperemos que esto haga parte de la planificación de Yopal a 20 años que tanto alarde ha hecho el mandatario, ojalá se realicen las acciones pertinentes por parte de la administración para no tener dolores de cabeza en unos años, por ahora, está asegurada una mención en mi contra una de las repetitivas, monotemáticas y extensas ruedas de prensa, por no ser un experto en planeación, y de hecho no lo soy, claro que a juzgar por los resultados, el alcalde tampoco, solo veo una bola de nieve cada vez más grande que baja de la montaña a gran velocidad.
Algo me dice que no ha sido proyectada y no está en los planes, por ahora, una iluminada no les caería mal a esas vías.
Como dijo el doctor Hernán Peláez, a veces el sentido común, es el menos común de los sentidos.
Carlos Betancourt