Según Fedegan, el efecto de la prohibición de exportación de ganado bovino en pie es el siguiente:
Se cae un dinamizador de la oferta de ganado que coadyuva a que las rentabilidades del negocio ganadero se sostengan. Cuando se prohíbe la exportación, el sistema de precios se reciente y va a la baja. En este evento muchos ganaderos pequeños, que Fedegán estima en 350 mil pequeños productores, ven reducidos sus ingresos. Genera muchas pérdidas en negocios que son de mediano plazo.
El país perdería un comercio en el que tienen relación la venta de combustibles, pago de peajes, empresas transportadoras, contratación de veterinarias que suplen los medicamentos durante cada viaje y en los predios destinados a la exportación, vinculación de agencias marítimas, de aduanas y la proveeduría del servicio de catering para los barcos en los que se transportan los animales, todos ellos importantes generadores de empleo.
Cerrar las exportaciones conlleva a regresar a una ganadería que no era competitiva, a una ganadería de carne improductiva y desincentivada, atrasada genéticamente que la hace alejada de las exigencias de los mercados globales de consumo. Es destruir riqueza que se ha creado con el paso de los años.
Se estaría destruyendo un gran trabajo de muchos años que ha demandado grandes esfuerzos, realizado conjuntamente entre la institucionalidad pública y la privada, y es el estar presente en los mercados internacionales.