Yopal acaba de cumplir los 79 años de fundada, desde que Casanare fue declarado como Departamento hace treinta años, ella se ha transformado de pueblo a pequeña ciudad y amén de la excepcional circunstancia de la bonanza petrolera ocurrida en nuestro territorio, como en resaca, nos coge la pensadera y temblamos después de la tomata
Y es acá donde vienen los reparos, después de ganarnos el baloto por cuenta de ella, ¿nos preguntamos Y nosotros que? . Pa´donde vamos? ¿Multiplicamos los denarios o los malgastamos? ¿Debemos conformarnos con que hemos mejorado sin preguntarnos qué tanto? De antemano sabemos que ha sido una fiesta muy “loba”, llena de despilfarros por los caprichos de los gobernantes, donde se ha repartido como “souvenirs” elefantes blancos a los asistentes, pero la pinta de la cumpleañera da más pena que orgullo, ni un buen par de zapatos tiene.
Una ciudad con mal manejo de sus finanzas públicas por el desorden fiscal, imperante, el ruido por tal motivo ha sido tal que en varias oportunidades le han congelado sus regalías, una especie de interdicción donde nos dicen sin que queramos escucharlo, que nuestros gobernantes son manirrotos, donde hemos sido sede de proyectos inútiles como un estadio que impide que los aviones aterricen como debiera ser , pero carecemos de un coliseo decente, el Pier Lora avergüenza a cualquiera. Donde la empresa de Aseo, Acueducto y Alcantarillado fue objeto de intervención, pero pusimos a los ratones a cuidar el queso. Donde por existir dos empresas que recogen las basuras, sus habitantes en general las botamos junto con los escombros donde nos dé la gana, los invito a darse una vuelta por vía de ejemplo a la de San Marcos o por el Parque de la Mariguana, donde la Poli pasa diariamente por el Pajonal, pero ni se bajan de la patrulla y por lo mismo no se han dado cuenta que nuevamente cada día aparece un cambuche.
La jartera ha tenido presupuesto para varios días, uno de ellos fue en 1999 donde el departamento contó con más de un billón pesos de hoy, era la época de las caletas de los gobernantes, las tulas llenas de bolsas con fajos de dinero, donde por error una empleada boto una con más de 200 millones de entonces que cayó en manos de un pobre pero honrado que la devolvió. La malanza trajo la «pereza fiscal», algo usual en un guayabo, ni siquiera los impuestos básicos cumplen el promedio nacional.
Y en esa pensadera sabemos que siempre hemos sido campesinos, dedicados al agro y la ganadería, pero donde ni siquiera para esas actividades hemos destinado los dineros que debiéramos. Ni un distrito de riego tenemos. Durante la bonanza no logramos las bases para una agro industrialización acelerada; es más perdimos el lugar que teníamos en producción ganadera, se contrajo en un 50 % y la agricultura desde comienzos de los 90’s apenas pudo sostenerse, mas no crecer. Las carreteras prioritarias no se terminaron, en cambia se pavimentaron unas que conducen a las fincas de los que ya eran ricos .
Al ritmo de “Parece mentira” de las Billos, pachangueamos ya que tuvimos un ingreso per cápita durante una década superior al de Corea -del Sur-, se aclara y de países como Chile, Brasil y México. En salud, pocos estamos afiliados al régimen contributivo y por esa razón para no recibir madrazos del pueblo, se mal sostiene a CAPRESOCA.
En términos de indicadores sociales el balance es positivo pero sus resultados son insuficientes. Lo dijo ALEJANDRO GAVIRIA a cada casanareño a cada Yopaleño durante diez años le tocaron 20 millones para inversión, veinte veces más que para el resto. El puntaje total de competitividad es de 4.95 puntos entre 10, cifra bastante baja. No se logró sembrar el petróleo. El índice de NBI que se encuentra en su cabecera municipal es del 26.2% . No da alegría saber que el analfabetismo aún existe y es de casi el 16% en su sector rural. El problema de la calidad deficiente del sistema educativo casanareño no permite aprovechar la bonanza petrolera , y aun así queremos seguir en la bebeta…
Miguel Alfonso Pérez Figueredo