Con un viejo truco, pero aún confiable para los politiqueros del gobierno nacional que pretenden ahorcar suavemente, pero a diario a los colombianos menos favorecidos, que son los que viven del diario y hacen sus compras todos los días en las tiendas de barrio.
Imponer una reforma tributaria donde supuestamente se presentará la figura de la distribución de la riqueza como en el tonto ejemplo del vaso que se reboza es ingenuo, pero a vez macabro.
Infortunadamente para el presidente, los colombianos entendemos que esas jugaditas han dejado el mismo desempleo y más pobreza, pero si han generado más riqueza a los ricos, que cada día que pasa son más ricos, a costa de los pobres que son quienes mueven realmente al país.
Aun así, el gobierno sigue golpeando cada vez más fuerte, y ahora peor, toda vez que, quien comía dos veces al día, ahora lo hará una vez, porque seguirán consiguiendo su sustento del mismo rebusque callejero, pero tendrán que pagar impuesto por la canasta básica familiar, es decir, “vaya pobre humilde” súdela que yo lo espero aquí, para que me entregue el producido en un 19% del total.
Ya que es claro que, muchos solo ganan para poder comer. Se desprende de lo anterior, algo sencillo de dilucidar, y es que, estamos frente a una reforma ilógica, ya que, quien menos gana, es quien más paga, cuando la ecuación a aplicar deber ser, quienes más ganan más pagan, y quienes más tienen más deben dar.
El Gobierno Nacional está en deuda con los menos favorecidos, que son el 80% del país, mientras tanto, se inventan reformas lesivas para seguir satisfaciendo los caprichos de las mismas 40 familias que han venido gobernando el país en los últimos 50 años.