Si el técnico de la selección Colombia, Reinaldo Rueda, se lanzara hoy como candidato presidencial, con toda seguridad que no obtendría los votos ni para llegar al Concejo Municipal de Busbanzá (Boyacá), el municipio con menos habitantes del país, entre Duitama y Sogamoso, donde para ser alcalde se requieren 300 votos, pues ha llevado a Colombia a la posición de la cuerda floja compitiendo con Perú, Chile y Uruguay el último lugar de la lista de quienes aspiran a viajar a Catar.
Colombia es el único país del mundo que escoge como técnico a un muerto. En el estadio no se le ve ninguna emoción: no grita, no ordena, no protesta, no hace señas, no se ríe, ni tampoco llora, no tiene frío, ni calor, no espabila.
El foot ball, como la política, es una actividad de emociones. Y esa emoción la produce el gol. Un partido sin goles es una estafa colectiva al aficionado que paga una boleta para ver goles. Por esto, se debería revisar el reglamento de esta actividad deportiva sobre la remuneración de los jugadores y del técnico, pagándoles por los goles que hagan en un estadio.
Volviendo atrás, si Reinaldo Rueda, hoy tuviera a la Selección, en los primeros lugares, sería un ídolo y hasta un presidenciable, compitiendo con los otros 60 candidatos, o por lo menos, aseguraría una curul en el Senado. Pero, el candidato que no genera emoción, está muerto, pues el voto es emocional, no racional. Por ejemplo, en un ejercicio político, Silvestre Dandong derrotaría al científico Elkin Patarroyo, y el Pibe Valderrama, al escritor Vargas Llosa.
Entiendo que el foot ball, al igual que la política, es una actividad donde juega la estrategia, la inteligencia emocional, el análisis sistémico, el estudio de escenarios y otras variables complejas de la administración del recurso humano, pero no la suerte.
¿La falta de goles de nuestra Selección es mala suerte? Si es así, tengo un amigo Mamo (líder espiritual), en la Sierra Nevada de Santa Marta que le quita la sal a la gente. De hecho, le sacó la sal a Santos y éste, en un acto de envidia diabólica, se la pasó a Duque. Vive en Chemesquemena, a dos horas de Valledupar.
Un poco de espiritualidad, esoterismo o de brujería no le cae mal a la Selección Colombia. El fin justifica los medios, dijo Maquiavelo.
Por: Francisco Cuello Duarte