La sobreutilización generada por la actividad agropecuaria hace que los suelos sean mucho más vulnerables a sufrir los estragos y las nefastas consecuencias de la “ola de calor”.
Este fenómeno, conocido como sobreutilización, afecta al 16 por ciento de todo el país, y se extiende en la mayoría de departamentos de las regiones Andina y Caribe, los cuales actualmente son los más afectados por la “ola de calor” que azota al país, la cual podría extenderse hasta marzo de 2016.
Para el Director General del IGAC, Juan Antonio Nieto Escalante, no es una casualidad ni producto del azar que los incendios forestales y la escasez de agua por la disminución de los caudales de los ríos le “peguen” más duro a los departamentos de estas regiones del país, ya que “cuentan con los suelos más afectados por la actividad agropecuaria”.
“Estas regiones cuentan con los suelos más sobreutilizados del país, es decir terrenos en donde se el uso excesivo de la agricultura y la ganadería han afectado considerablemente las condiciones de los suelos. Debido a esta sobrecarga, ahora son terrenos que han perdido tanto su cobertura vegetal como su capacidad para retener agua, razón por la cual la sequía les pega más duro que a otras zonas, tanto por la presencia de incendios forestales como la disminución de los cuerpos de agua”, apuntó Nieto Escalante.
El Director del IGAC prendió las alarmas para tomar medidas de protección a los suelos de estas regiones del país, en especial los que han padecido por las quemas, ya que debido a la pérdida de la materia orgánica se generarán efectos, a mediano y largo plazo, irreversibles y catastróficos para los suelos.
“La materia orgánica sirve como soporte para sus agregados (estructura), como esqueleto para los poros (aire) y como esponja para el almacenamiento del agua. Se encarga de regular los gases de efecto invernadero, es alimento para los microorganismos y plantas, y es un elemento constitutivo de los ciclos de nitrógeno, del carbono y del agua”.
Finalmente, Nieto Escalante informó que a nivel nacional, el 28 por ciento del país cuenta con conflictos de uso del suelo, tanto por sobreutilización como por subutilización, siendo la primera la más crítica en épocas de sequía.
“El problema más alarmante es la sobreutilización, ya que la sobrecarga de cultivos y ganado han afectado la calidad de los suelos y le han quitado condiciones para afrontar los fenómenos climáticos. El 12 por ciento del país son terrenos subutilizados, es decir desaprovechados para su verdadera vocación, como los terrenos baldíos y desocupados en la Orinoquia colombiana, en donde la sequía se manifiesta, pero no tan drásticamente”.