Era un territorio de unos pocos ganaderos y algunos campesinos, y nos fueron inundando los petrópesos, corrijo los petróleos pesos para evitar malos entendidos.
Para 1997, las reservas de hidrocarburos de Casanare, eran las más grandes del país y por ello lo convirtieron en el principal productor con una cuota de producción nacional de 50% del crudo nacional, por encima de Arauca y Meta.
Solo diecinueve municipios, con unos 300 mil habitantes en total, Yopal menos de 50 mil. Todo estaba por hacerse, recibimos hasta el 35% del total de las regalías del país, pero con el mayor ingreso de inversión per cápita a nivel nacional. Entre los años 2000 y 2016 el PIB per cápita promedio del Casanare fue de $31,5 millones, el más alto del país y por encima del promedio nacional, que para el mismo periodo fue apenas de la tercera parte, $11,5 millones; como dijo el soldado William Domínguez, «Cómo nos cambia la vida, ayer era uno y hoy soy otro«.
Éramos pobres, y a pesar de todo ese mundo de dinero para 2016, el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), ubicaba al 56,7% de la población del departamento en situación de pobreza, superior al promedio nacional que era del 49%.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para superar dicha situación, está el suministro de agua potable, por la mejora de la calidad de vida y otros aspectos. En el Panorama Nacional a partir de la información reportada para el año 2020, se observa que el 20% de municipios presentaban una cobertura municipal de servicio público de acueducto superior al 90% (221 municipios del país de los más de 1.100), mientras que el 6,8% de los municipios del país presentaron coberturas inferiores al 15% (75 municipios). Los municipios de los departamentos de Casanare y Vichada agrupan los resultados entre el 39% y 69% de cobertura del servicio de agua potable. [1].
En alcantarillado, para la región Orinoquía, la cobertura estaba en el rango del 21% al 62%. En el departamento del Casanare se detectaron datos atípicos con valores inferiores al 40%, la mediana del departamento (43, 68%) se encontraba muy cercana a la mediana regional (43,2%).
En Aseo, la región Orinoquía la cobertura se encontraba en el rango del 20% al 69%, con una mediana regional de 48%.
Pero cuando se contrasta la anterior situación con lo asignado en los presupuestos departamentales y municipales mediante los OCAD, se nota que la solución de esos problemas porcentualmente no es tan importante para los gobernantes, no hay coherencia, veámoslo.
Cifras de la Contraloría General de la República, para el periodo 2012-2017, demuestran que a nivel departamental y municipal para el sector de agua potable y saneamiento básico, las asignaciones representaron el 10,9 y 9,2 % con unos valores respectivos de 130, 419 y 49,419 millones respectivamente para un total de 179,838 millones, mientras para infraestructura vial se dedicaron 518,642 y 156,376 para un total de 782, 857 millones, representando un 43,2 % y 29% de la inversión y cofinanciando proyectos regionales en el 51,3 % a propósito para el renglón que nos ocupa en lo regional ocupa el 0 % . Eso para no mencionar lo que sucede con reglones como: salud y protección social, ambiente y desarrollo sostenible, inclusión social y reconciliación o agricultura.
Del discurso de campaña a la elaboración de del plan de desarrollo, de allí a proyectos para la asignación de recursos hay una total contradicción, despilfarro, encarecimiento de los proyectos, falta de una verdadera priorización, no prima lo fundamental para salir del subdesarrollo, volvernos sostenibles y competitivos.
Pero esa falta de coherencia, no es solo de los gobernantes. Los que votamos seguimos siendo pocos y de ellos la mayoría votan por la continuidad de “más de lo mismo”, también son o somos incoherentes, En lo personal hago mea culpa de haber votado muy mal en más de una ocasión, pero me autocorregí. Los invito a que dentro de un año hagan lo mismo, para que no tengan que mal traducir la máxima de Hamlet del “to be or not to be, that de question” a: “ tuvimos , pero no tenemos, esa es la cuestión”.
MIGUEL ALFONSO PÉREZ FIGUEREDO.