19-07-1799 D.C.
Un día como hoy, en el año 1799, durante la campaña de Egipto de Napoleón Bonaparte, un soldado francés hallaba una piedra de basalto negro con inscripciones antiguas, cerca de la ciudad de Rosetta, al norte de Alejandría. La roca de forma irregular contenía fragmentos de pasajes escritos en jeroglíficos egipcios, escritura demótica y griego antiguo. Los arqueólogos concluyeron que estas inscripciones habían sido realizadas por sacerdotes en honor al rey de Egipto Ptolomeo V, en el siglo II a.C. Por otra parte, el fragmento escrito en griego anunciaba que los tres pasajes realizados en las distintas escrituras tenían el mismo significado. Esto aportó la clave para entender los jeroglíficos egipcios. Varios expertos colaboraron en el profundo análisis de la Piedra Rosetta. El egiptólogo francés Jean-Francois Champoillon, un autodidacta de lenguas antiguas, descifró los jeroglíficos utilizando su conocimiento del griego como guía. La traducción de las inscripciones de la Piedra Rosetta confirió a los investigadores una novedosa vía de acceso al estudio de la cultura egipcia.
Este valioso objeto histórico ha sido conservado en el Museo Británico, en Londres, desde el año 1802, excepto por un breve período de tiempo durante la Primera Guerra Mundial. En aquel momento, las autoridades del museo trasladaron la Piedra Rosetta, junto con otros preciados elementos de la colección, a una ubicación subterránea para resguardarla de las bombas.
Tomado de: co.tuhistory.com