El campo petrolero siempre suele ser noticia en el país. Temas como la explotación en yacimientos no convencionales a través del fracturamiento de roca, mejor conocido como ‘fracking’, está en el orden día.
Se retomó dicha temática luego del pronunciamiento de la comisión de expertos, que, a petición del Gobierno, adelantó un trabajo investigativo sobre la viabilidad de la aplicación del mencionado sistema de explotación de hidrocarburos.
Para hilar un poco más delgado sobre el asunto, Las Mañanas de Violeta consultó al líder de pedagogía regional, de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, ingeniero Carlos Ortega.
La primera afirmación del profesional en geología, fue de tranquilidad frente al impacto que pueda causar la industria petrolera. “Si las cosas se hacen bien no tiene por qué haber problema, ni en una explotación de petróleo convencional, que es cuando se produce en rocas areniscas, ni en los yacimientos no convencionales, que se producen en otro tipo de rocas que se llaman cher”.
Las del segundo grupo carecen de permeabilidad, es decir que el petróleo que está atrapado en esa formación rocosa no puede salir, porque no tiene por donde hacerlo y es ahí cuando se hace necesario fracturarla para sacar el hidrocarburo.
Dicho mecanismo de romper la roca no es una técnica nueva. “El fracturamiento hidráulico se hace todo el tiempo”, indicó el ingeniero Ortega, incluso ya se ha practicado en el piedemonte casanareño.
Explicó que es un recurso muy utilizado, cuando en los yacimientos convencionales la permeabilidad de la roca no facilita el proceso de extracción y dificulta la obtención del hidrocarburo.
Otro concepto al cual hizo referencia está relacionado con los supuestos movimientos telúricos, que se pueden generar por la práctica del ‘fracking’. En este sentido dijo que la sismicidad es de magnitud negativa, es decir imperceptible para los humanos, solo la registran ciertos instrumentos muy especializados. “No va a pasar nada” sostuvo el geólogo Ortega.
De ahí su llamado a conservar la calma frente a estos temas. “Yo quiero dar la tranquilidad que ninguna de esas preocupaciones, por lo menos en lo que tiene que ver con contaminación de acuíferos, con sismicidad, con fracturamiento. Realmente la gente no debería tener esa preocupación”.
Gas por la tubería del agua
Descartó cualquier posibilidad que se filtre gas por los sistemas de distribución de agua. “No hay ninguna posibilidad. Si el acuífero de donde se está sacando agua para el consumo humano tuviese gas mezclado con agua, obviamente va a salir agua mezclada con gas en el grifo, pero son unas situaciones particulares que se presentaron en Pensilvania y otra en Australia”.
De todas formas, hay una explicación científica para esos casos. “Cuando debajo del agua hay mantos de carbón, esos mantos siempre tienen gas metano. Entonces si yo tengo mantos de carbón debajo de un acuífero al cual le estoy sacando agua, probablemente ese gas me va a salir con el agua”.
Agregó que este tipo de situaciones ocurren, no porque los gases se encuentren asociados con los hidrocarburos, sino por descomposición de materia orgánica. “Si yo dejo un animal muerto, él en su proceso de descomposición genera gas metano, que nosotros no lo percibimos porque el gas ni se ve ni se huele en su estado natural”.
Fracking: el villano
Se ha generado toda una ola de rechazo a la práctica del fracking, que en concepto del ingeniero Ortega tiene su génesis en múltiples factores. Una de estas razones es una corriente de pensamiento de orden internacional, que no quiere se continúe explotando petróleo.
En su lugar proponen una matriz energética mucho más limpia, de carácter renovable, que no genere contaminación por gases de efecto invernadero, como efectivamente ocurre con la combustión de petróleo y el gas.
Un propósito que toma fuerza debido al cambio climático que se vive por estos días. Es por ello que otro elemento como el carbón, que genera un impacto mayor en términos ambientales, comenzó a ser reemplazado por gas en varios países del mundo.
Con este escenario de rechazo a la industria petrolera, aparece un nuevo actor como es el fracking, que también es visto por muchos como el villano de la película, en especial porque tal y como lo señaló el ingeniero Carlos Ortega, la siguiente frontera de la explotación de hidrocarburos, se encuentra en los yacimientos no convencionales, lo que ha generado una polémica bastante fuerte.
Para el geólogo la génesis de la mala reputación se ubica en los Estados Unidos. País que, en su afán por obtener mayor seguridad energética, no reguló bien el tema y con el tiempo se dieron cuenta que se cometieron varios errores.
“Se equivocaron mucho en los revestimientos de los pozos, que son las barreras tanto de cemento como metálicas que se ponen, porque toca entubar todo el pozo y eso había estado con una regulación frágil.
Se revestían solo los primeros 1.500 pies y por eso el crudo alcanzó a salir por unos revestimientos y lo que tengo entendido fue que alcanzó a contaminar algunos cuerpos de agua. Ellos tampoco hicieron bien en el manejo de superficie de los fluidos, creo que ahí está el mayor número de equivocaciones”, precisó el geólogo.
Sin embargo, estos errores que se corrigieron y que luego de 3 lustros la extracción de yacimientos no convencionales, funcionan a cabalidad. “Hoy en día después de 15 años, ellos organizaron su sector, ya lo regulan muy bien, ahora las cosas se hacen muy bien y la ventaja que tendrían otros países si se deciden a hacerlo, es no correr esos riesgos”.
Esa pobre regulación abrió la puerta para múltiples falencias, que se convirtieron en caldo de cultivo para la protesta ciudadana, que fue muy fuerte en su momento. “Esos errores cometidos explica en parte por qué toda la protesta ciudadana”.
Un tercer elemento de preocupación se centra en el temor que tiene la gente, que los yacimientos no convencionales traigan riesgos para la salud. Este tipo de preocupaciones genera manifestaciones, con justa causa, en las comunidades.
La mejor manera para despejar dudas, es hacer un estudio antes, durante y después de la explotación vía fracking. Idea que fue propuesta por la comisión de expertos consultada por el Gobierno y que Carlos Ortega calificó como interesante.
“Proponer un piloto no comercial, pero necesitamos hacer la medición de todas las aguas superficiales y subterráneas, eso se llama construir una línea base. Necesitamos estar ahí con la población donde se vaya a hacer ese piloto, hacer unos buenos exámenes médicos para ver cómo está la gente en materia de salud. Hacer también monitoreo del aire y demás, pero sobretodo mapear muy bien los ecosistemas que debemos proteger”.
Esa línea de base se convertiría en el punto de partida para hacer el piloto no comercial, que propone la comisión de expertos, tiene como finalidad verificar si el fracking causa alguna alteración en la comunidad, en el medio ambiente y sobre todo en el recurso hídrico.
“Lo que ha dicho la comisión de expertos es que, si las cosas se hacen bien, recomendaríamos que se hiciera fracking más adelante, ya de manera comercial, pero si la cosa nos mostrara que causa algún tipo de daño en la salud o en el entorno, no se haría”.
Destacó el hecho que el grupo de expertos recogió la opinión de las comunidades, miró que hay un atraso en los mapeos y en la identificación de ecosistemas estratégicos, que mira con cierta preocupación el tema de la salud, del cual considera que se hace necesario ir directamente a la población y hacer análisis mirar cómo las comunidades antes, durante y después de hacer el piloto no comercial.
Licencia social
Justamente en lo que compete a las relaciones con la comunidad, destacó la incursión por parte de la comisión de la licencia social. Es un elemento nuevo que hasta ahora no existe en Colombia, pero que suena interesante.
“Aquí nosotros hacemos licencia ambiental de los proyectos y ahí consultamos a las comunidades. Las licencias sociales es otro procedimiento aparte, en donde nos ponemos de acuerdo con las comunidades. Hay que hacer unos pilotos, pero primero hay que resolver todas estas inquietudes de la gente”.
En ese orden de ideas el ingeniero Ortega reiteró que lo mejor es escuchar a la gente, pero adicionalmente este trabajo tiene que servir para el desarrollo de las mismas comunidades, porque se tiene una deuda con las áreas de influencia. “Entiendo que la inversión en esas zonas no es la mejor”, precisó.
Añadió que para salir de cualquier duda el camino más expedito es hacer el piloto no comercial propuesto por la comisión de expertos.
No hay explosión del subsuelo
Otro concepto muy arraigado y duramente cuestionado, está relacionado con una supuesta explosión en el subsuelo, como mecanismo para obtener petróleo en los yacimientos no convencionales, lo que generaría movimientos telúricos en la superficie.
Ortega negó rotundamente dicha creencia. “No, este no es mecanismo de explosión como tal. Si hay la inyección a presión de un fluido, pero esa presión es muy alta, porque fractura la roca milimétricamente, que abre son unas venitas milimétricas, no hay en ningún momento explosión ni se usan explosivos, sino que el líquido a presión rompe la roca y deja dentro de la piedra unos granitos como de cuarzo que se llaman propantes, para que la fractura no se cierre y al no cerrarse por ahí es que sale el hidrocarburo”.
Laguna de Tota
También trajo a colación una situación que produjo mucho malestar en Boyacá. En este departamento corrió la noticia que se iba a hacer fracking en la Laguna de Tota, lo que de inmediato desencadenó la protesta de la comunidad.
“Lo que pasó fue que Fonade hizo un contrato, además no sé por qué lo hizo Fonade y no la ANH. Fonade hizo el contrato con recursos de la ANH con una compañía en Boyacá, para hacer unos trabajos de sísmica en una región y dentro del contrato decía que dicha labor era mirar posibles reservas de yacimientos convencionales y no convencionales”.
La información pronto se propagó y genero reacciones. “En Boyacá hay una región que tiene unos problemas de agua serísimos. Entonces la gente al escuchar que el fracking acaba el agua y todas esas cosas que dicen y en una región que tiene dificultades de agua, que incluso no han hecho la cantidad de pozos que necesitan para surtir a la gente, generó un problema muy grande”.
Luego la ANH aclaró que no se iban a perforar yacimientos no convencionales. Esta técnica inicialmente se aplicará en Barrancabermeja (Santander) y San Martín (Cesar), en la zona media del Río Magdalena.
“Pero la gente quedó con esa preocupación y al final pararon la sísmica. No se pudo hacer y se suspendió el contrato. La verdad no se iba a hacer, pero uno entiende las preocupaciones. Si no se le da la tranquilidad y las explicaciones a la gente, que sus recursos hídricos no se van a afectar, la comunidad va a estar preocupada y va a decir ¡no! Eso lo hace cualquiera de nosotros”, indicó.
Lo calificó como un caso atípico, porque la verdad ninguna compañía ha pensado en hacer fracking en Boyacá, debido a que el suelo es muy plegado, muy doblado, como el de una montaña y eso no permite hacer explotación mediante el mecanismo de yacimientos no convencionales, para eso se necesita que la roca sea plana y que tenga un área muy extensa.
Sísmica no necesita licencia ni plan de manejo ambiental
Es quizá el procedimiento de la industria petrolera que más críticas recibe. Se dice que factura la tierra, que profundiza aún más los nivele freáticos, entre otras diatribas que impulsan a las comunidades a oponerse a dicha actividad.
Otra visión sobre los efectos de la sísmica tiene el geólogo Ortega. “Eso es cierto, la gente le tiene pavor y segundo no necesita licencia ambiental, porque no es un método invasivo, la sísmica no causa daños en el subsuelo. La sísmica puede causar problemas, pero por mal implementación de las prácticas”.
Y sustentó su teoría en la composición del material que se usa en estos casos. “La detonación que se hace en el subsuelo es con un explosivo que se llama sismigel, que no tiene TNT que es para destruir, para tumbar. En cambio, el sismigel, que lo hace el Ejército en Indumil, crea un sonido que viaja a través del subsuelo, la onda se recibe en unos receptores llamamos geófonos. Entonces cada vez que cambia la composición del subsuelo, ella manda una respuesta y por eso tenemos esas imágenes”.
Basados esta argumentación dichos procesos no requieren de licencia ambiental. De todas formas, en la normatividad colombiana existen las guías de manejo ambiental. “Es un documento público que contiene las prácticas para hacer la sísmica, de la mejor manera. Allí se establecen unas distancias a cuerpos de agua, a nacederos, a infraestructura, casas, etc”.
Manejo del agua
La preocupación más grande que se ciñe sobre los yacimientos no convencionales es el uso del agua. Ha hecho carrera el concepto que los yacimientos no convencionales necesitan de grandes cantidades del preciado líquido, para poder fracturar las rocas de donde se va sacar el petróleo.
El ingeniero comentó que dentro de la composición de los líquidos que se utilizan en este tipo de proyectos, la mayor parte es agua. El punto verdaderamente importante no radica en la cantidad, sino en el destino final que tendrá el recurso hídrico utilizado, una vez concluya la operación.
“Del fluido de inyección el 95 a 99 por ciento es agua, lo otro son unos granitos de arena que se llaman propantes y lo otro son algunos químicos que son como una especie de jabones, de detergente. Cuando se palpa petróleo o aceite quemado, éste se pega, eso ocurre dentro de la roca, se pega dentro de la roca, entonces los químicos que se ponen es para evitar que eso ocurra”.
Acerca de las cantidades subrayó que en casi toda la industria del petróleo se utiliza agua. Para el caso de los no convencionales se hace una primera inyección equivalente de 3 a 5 piscinas olímpicas, aproximadamente.
Una parte de dicha cantidad retorna contaminada a la superficie, donde es tratada para ser reinyectada. El proceso de descontaminación alcanza niveles del 100 por ciento, eliminando impurezas como los químicos que le adicionaron ante de ser inyectada, hidrocarburo y compuestos minerales que se desprendieron de la roca fracturada.
“Esa agua generalmente se necesita para hacer la inyección en el siguiente punto, porque son varios sitios de inyección de agua en un pozo. Entonces lo que se hace es que se trata, para que quede en las condiciones de cómo se inyectó inicialmente para reinyectarla y el hidrocarburo se separa como en una explotación de petróleo normal”, sostuvo el ingeniero geólogo Carlos Ortega.
El cumplimiento del ciclo de inyección, descontaminación y reinyección, no tiene ningún contratiempo ni riesgo alguno. “La preocupación surge cuando ya no se use más. ¿Cuál va a ser el destino final? Quien aprueba eso es la autoridad ambiental, que puede optar porque se inyecte y se deje bajo tierra o se puede destinar para uso agrícola”, precisó.
El ingeniero Carlos Ortega concluyó insistiendo en que todo depende de la forma en que se hagan las cosas. “Si la autoridad hace la tarea bien, si las compañías hacen la tarea bien, le quitamos una preocupación a las comunidades. El problema es que no hagan la tarea bien”.