
El manejo de la crisis energética, nos retrata como nación. El despelote, la descoordinación e improvisación entre autoridades son la característica del manejo de nuestros problemas. Para comenzar los dineros recaudados por los particulares y públicos por el cargo por confiabilidad, son un triángulo de las bermudas, no se sabe exactamente su cuantía, si se usaron para lo que debiera serlo; las explicaciones dadas son muy confusas para la gente.
Los políticos escandalizados con las facturas de energía pero sin invitar al ahorro.
El fenómeno del Niño, fue menospreciado por todos nosotros en su magnitud. Creemos falsa e ingenuamente que su manejo es responsabilidad del gobierno central a quien vemos solo, ya que los gobiernos municipales y departamentales poco y nada efectivo han hecho.
La reducción en el consumo de agua y energía en mi concepto va de abajo hacia arriba, comienza con nosotros en cada casa, de cada municipio y por la convicción de su conveniencia. En la ciudad uno ve los lavaderos de carros trabajando como sí nada y varios propietarios de edificios lavando sus fachadas. A nivel doméstico se incrementó el consumo de energía y de agua. Y qué decir de las CAR, entre nosotros la Directora de Corporinoquía se quejó públicamente que el sector arrocero, sembró la misma cantidad de hectáreas.
No le hace caso. Eso ya lo sabíamos no solo por parte de ese gremio sino de otros. Creen que con regalarle al Titán un poco de metros de manguera y unos galones de agua es más que suficiente. Mientras tanto los canales de aguas sobre dimensionados, privatizan en la práctica el agua y dan la impresión que por ellos corre más agua que por el propio Cravo, para citar solo un ejemplo. Las quebradas secas, los aljibes secos, La Aguatoca seca, el emblemático Pozo de Donato en Tunja seco, el gran rio de la Magdalena seco, el Cauca seco, las lagunas como la de Fúquene despareciendo y la nieve del Guican de la Sierra en las fotos del pasado.
Hemos deforestado sin compasión, nos hemos tirado los páramos, sustituyendo los frailejones por vacas alpinistas y cultivos de papa, hemos metido la retro en humedales, morichales y madre viejas, seguimos quemado como sí nada. Las quebradas enmarcadas con unos arbusticos porque los bosques y las matas de monte nos quitan superficie para el ganado. Le echamos la culpa a otros, sin mirarnos a nosotros mismos. La culpa es de la vaca….
Nada sacamos con pedir la renuncia a un Ministro cuando los involucrados en la solución son varias entidades nacionales, regionales, departamentales y municipales. Solo dictando decretos no saldremos de la crisis. Tanta complacencia con muchos por parte de autoridades corruptas e indolentes y ciudadanos igualmente indolentes y corruptos tiene como resultado el caos actual.
Las soluciones de fondo y a largo plazo: mano dura con los infractores y ciudadanos conscientes de su comportamiento diario, algo muy lejano, pues nos acostumbramos en lo privado a hacer lo que nos venga en gana, y que los demás no metan las narices en nuestras cosas por mal hechas que estén y sí un policía llega a aparecer lo madrearemos. En lo público expresaremos que: “ Continuamos trabajando sin descanso en las soluciones y que agradecemos a todos por sus contribuciones”. En el fondo deseamos el milagro de que se nos ilumine el bombillo cuando todo indica que por ahora que apaguemos y vámonos, ya que el apagón está a nuestras puertas.
Miguel A. Pérez Figueredo